El GINZA HOTEL by GRAMBEL ubicado en pleno corazón del elegante distrito de Ginza, ofrece una localización perfecta para explorar Tokio. Se encuentra a solo 10 minutos a pie/rodando de la estación de Shimbashi y a unos 20 minutos de la emblemática Tokyo Station (Shinkansen), lo que lo convierte en una opción muy cómoda para moverse por la ciudad.
El Hotel comparte edificio con otros servicios como restaurantes, spa y locales. siendo las últimas cinco plantas las del hotel, el acceso es mediante dos ascensores perfectamente accesibles y bien señalizados. Es cierto que la entrada no es tan cómoda como me gustaría, ya que para acceder a los ascensores hay que hacerlo por la acera que viene del garaje, totalmente llano.
El lobby se encuentra en la quinta planta, en un edificio de diez plantas en total. Nuestra habitación adaptada también está ubicada en la quinta planta. El desayuno y el bar se sitúan en la décima planta, desde donde se puede disfrutar de unas bonitas vistas del skyline y de los edificios cercanos.




A la hora de buscar hotel en Tokio nos decantamos por este hotel porque, su ubicación y amplitud de la habitacion nos daba confianza, es verdad que por las fotos parecía uno de los más amplios. Sin embargo, una vez allí, tengo que decir que la amplitud de la habitacion no lo era tanto, más bien justita. No estaba mal, pero para una estancia de varios días el espacio especialmente alrededor de la cama se me quedaba un poco pequeño. Válido, sí, pero yo hubiese agradecido unos centímetros extra. La solución fue sencilla: no dejar la cama totalmente centrada, y así conseguí movernos mejor.
La habitación contaba con una mesa amplia para dejar las cosas unido en un mueble al televisor y una pequeña nevera, lo cual se agradece. Eso sí, como suele pasar en muchos hoteles, en la mesilla había escasez de enchufes. Entre el móvil, el reloj y el CPAP, tenía demasiados dispositivos para cargar… Menos mal que siempre viajo bien equipado con mis ladrones de enchufes.


En cuanto al baño, en general está bien, aunque tiene una gran pega: la bañera. No fuimos capaces de encontrar en Tokio un baño adaptado sin bañera y que cumpliera el resto de requisitos que le pedíamos; parece que en Japón es algo bastante raro lo de la ducha en las habitaciones. El espacio del baño es justito, pero suficiente para mis necesidades, y las barras de apoyo son robustas y están bien colocadas, lo cual da seguridad.
Fue también mi primera toma de contacto con un retrete japonés, y tengo que admitir que esa función de “limpiarte las partes bajas con agua” se agradece más de lo que imaginaba. Además, que el baño esté calefactado es un punto a favor importante, aunque no disfruté tanto como mi mujer….porque será.


Es un hotel que bajo mi punto de vista su fuerte es la ubicación y el barrio donde se encuentra ubicado, por lo demas no sería uno de mis favoritos pero es totalmente recomendable si cumple vuestras necesidades.
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